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2 de Agosto de 2024
Autor: Felipe Lemunguir
Cada vez que tomamos una botella plástica, la enjuagamos con fuerza y la rellenamos con agua, estamos aplicando economía circular. Lo mismo pasa cuando nos tomamos el tiempo de buscar un video en YouTube para aprender a usar la máquina de coser en cuestión de minutos y arreglar ese pantalón regalón que nos ha acompañado en más de una ocasión especial.
Cuando escuchamos o leemos el término de economía circular, pensamos en un concepto que sólo aplica a las grandes compañías. Y si bien es algo que las compromete directamente, también es una práctica que debemos adoptar en nuestras vidas.
¿De qué se trata la economía circular, entonces? Este es un modelo económico que busca cerrar el ciclo de vida de los productos, minimizando el uso de recursos, reduciendo los desechos y promoviendo la reutilización y el reciclaje. En palabras simples: es darle un nuevo comienzo a los productos en lugar de tirarlos al tarro de la basura.
Por ejemplo, la economía lineal tradicional se describe de la siguiente forma: extraer recursos, producir, usar y desechar. Ahí terminó su ciclo. Pero la economía circular busca que luego de usarlas le des una nueva vida, que aproveches algunas partes y las conviertas en objetos nuevos. Es decir, reducir el desperdicio, reparar y reutilizar los productos y reciclar los materiales.
¿Cómo aplicarla en el hogar?
1. Lista de compra y consumo responsable
Para evitar comprar productos en exceso, realiza una lista de compras con un enfoque en adquirir productos con menos envases plásticos, como botellas retornables y productos a granel. Prefiere productos con envases reciclados y opta por recargas en lugar de comprar nuevos envases. Esto no solo reduce el desperdicio, sino que también puede resultar más económico.
2. Upcycling textil
La industria textil moda es una de las industrias más contaminantes del planeta. Hemos visto en los últimos años las imágenes en el desierto de cerros interminables de ropa en desuso. El fast fashion –esta tendencia en donde se producen prendas de forma masiva a un precio muy bajo– ha sido uno de los responsables de que las prendas de ropa terminen en la basura.
Pero hay una forma de encontrarle solución. No es nada nuevo: darle una segunda vida a prendas desgastadas reparándolas, creando diseños nuevos con parches, pintura o decoraciones. Esta técnica se conoce como upcycling textil.
3. Bolsas reutilizables
Quizás es la más conocida, pero nunca está de más recordarla. La Ley 21.100 prohíbe la entrega de bolsas plásticas en el comercio, aunque se excluyen para algunos productos, como el pan o la fruta. Por lo mismo, es fundamental llevar siempre una bolsa reutilizable para evitar el gasto en bolsas de un solo uso y así, además de reducir el desperdicio de un material tan contaminante como el plástico, se puede ahorrar dinero.
4. Cuidar las frutas y verduras
Durante la temporada de frío extremo o de calor excesivo, las frutas y verduras pueden deteriorarse rápidamente. Por eso, la primera recomendación es comprar de forma programada, para que no se descompongan y haya que tirarlos a la basura.
Ahora, cuando hay buenos precios puede resultar inevitable comprar de más y así guardar. Lo mejor es lavar y almacenar correctamente estos productos en el refrigerador, como puede ser una lechuga bien lavada y secada, que puede durar más de dos semanas. Algunos también recomiendan exprimir el jugo de los limones y congelarlo en cubetas para hielo y así para utilizarlo posteriormente.
5. Reciclaje
Reciclar correctamente es fundamental para que puedan continuar el ciclo de la economía circular. Identificar el material, separar el plástico, el vidrio, el papel, los metales, los residuos orgánicos y llevarlos a los puntos de reciclaje es una acción valiosa para el planeta, pues esto significa que menos residuos se irán a los vertederos y, por ende, habrá menos erosión en el suelo y en el aire.